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Fortaleciendo el monitoreo del financiamiento para la adaptación en ALyC

Por: Glenda Monge, asociada senior en Financiamiento para la Adaptación y Pérdidas y Daños 

Relevancia del financiamiento para la adaptación en el camino hacia la COP30 

El financiamiento para la adaptación es un pilar fundamental para fortalecer la resiliencia de comunidades y ecosistemas frente a los efectos adversos del cambio climático en América Latina y Caribe. Sin embargo, el monitoreo efectivo de estos flujos sigue siendo un desafío clave, especialmente en términos de transparencia, rendición de cuentas y vinculación con impactos concretos. Además, la calidad del financiamiento es un aspecto crucial, ya que depender sólo de mecanismos generadores de deuda puede comprometer otros ámbitos esenciales de progreso y desarrollo en la región. 


"Uno de los mayores problemas en América Latina es que gran parte del financiamiento que recibe la región está vinculado a préstamos. Esto significa que, aunque se accede a esos recursos, los países deben devolverlos, lo que en muchos casos genera un aumento en la deuda". 

Sandra Guzmán, GFLAC 

Una necesidad que se aborda desde el ámbito internacional 

El financiamiento para la adaptación es clave para fortalecer sectores críticos como la infraestructura resiliente, la gestión del agua y la seguridad alimentaria, entre otros. Para guiar estos esfuerzos, el objetivo mundial relativo a la adaptación (GGA, por sus siglas en inglés) surge del Artículo 7.1 del Acuerdo de París y busca establecer un marco de referencia para medir el progreso en estas áreas. Para ello, se estructura en 11 metas -cuatro temáticas y siete dimensionales-, cuyo cumplimiento depende de medios de implementación adecuados que no representen una carga adicional para los países en desarrollo. 

El Marco de Emiratos Árabes Unidos (EAU) para la Resiliencia Climática Global, adoptado en la 28° Conferencia de las Partes (COP28, por sus siglas en inglés), marca un avance en el monitoreo de la adaptación al proporcionar una guía para evaluar la reducción de la vulnerabilidad, el fortalecimiento de la resiliencia y la mejora de la capacidad de adaptación. Sin embargo, la selección de indicadores debe ser acotada, metodológicamente viable y adaptada a los contextos nacionales para garantizar su aplicabilidad. Además, estos indicadores pueden facilitar la orientación del financiamiento hacia las áreas con mayores necesidades, optimizando los recursos disponibles para fortalecer la acción climática. 


"El marco y sus metas solo pueden ser alcanzadas a través de medios de implementación y de apoyo pertinentes y apropiados a la escala de cada una de estas metas, de manera tal que no suponga una carga adicional".  

Luz Falivene, Argentina 1.5 


El avance de los mandatos financieros del Acuerdo de París 


A pesar de la adopción del nuevo objetivo colectivo cuantificado (NCQG, por sus siglas en inglés) en la COP29, las brechas en los compromisos financieros persisten. La insuficiencia de recursos y la falta de garantías sobre la calidad de los fondos continúan siendo preocupaciones clave. Para los países en desarrollo, es esencial que el financiamiento para la adaptación sea altamente concesional, accesible y libre de cargas de deuda, un punto que sigue siendo un tema central de debate en las negociaciones climáticas. 


En este contexto, la “Hoja de Ruta de Bakú a Belém hacia 1.3 billones” busca promover mecanismos de financiamiento más inclusivos y sostenibles. Sin embargo, la brecha entre las necesidades y los recursos disponibles sigue siendo significativa. Garantizar que el financiamiento para la adaptación no empeore el endeudamiento de los países es fundamental para lograr una resiliencia climática efectiva y equitativa. 

"El financiamiento climático debe ser inclusivo y garantizar que los países en desarrollo tengan acceso a recursos adecuados sin que ello implique un sacrificio en su soberanía económica".  

Nicole Makowski, GFLAC 


Brechas, retos y oportunidades para LAC 


El Índice de Finanzas Sostenibles 2024 (IFS) del GFLAC revela que menos del 10% del financiamiento climático en la región se destina a adaptación, mientras que la mayor parte sigue enfocándose en mitigación. A esto se suma que gran parte de los fondos disponibles llegan en forma de préstamos, incrementando la presión fiscal sobre los países en desarrollo y limitando su capacidad de inversión en resiliencia climática. 


Uno de los desafíos clave es la necesidad de fortalecer la cooperación con organismos multilaterales para garantizar la existencia de fondos específicos destinados a proyectos de adaptación. Es fundamental que estos recursos se otorguen prioritariamente en forma de donaciones y no de préstamos, para evitar mayores cargas de deuda en los países receptores. 


Además, los marcos presupuestarios nacionales continúan priorizando inversiones en sectores intensivos en carbono, lo que retrasa la transición hacia modelos económicos resilientes y sostenibles. Para revertir esta tendencia, es esencial redireccionar el gasto público hacia iniciativas de adaptación y establecer sistemas de etiquetado presupuestario específicos que permitan un seguimiento detallado de los recursos asignados y su impacto en la reducción de las vulnerabilidades climáticas. 


Otro punto crítico es el acceso efectivo al financiamiento. Para garantizar que los fondos lleguen a las comunidades más vulnerables y a nivel subnacional, se necesita fortalecer los sistemas de medición, reporte y verificación (MRV). Esto no solo permitirá mayor transparencia en la asignación de recursos, sino que también facilitará el acceso a financiamiento adicional basado en resultados medibles. 


En este contexto, el fortalecimiento de estrategias nacionales y reformas fiscales orientadas a la sostenibilidad también juegan un papel clave. Medidas como la implementación de impuestos al carbono, la emisión de bonos verdes y la creación de mecanismos innovadores de financiamiento pueden ayudar a movilizar mayores recursos para la adaptación en la región. Asegurar un financiamiento climático alineado con las necesidades de adaptación en LAC es un paso imprescindible para construir economías más resilientes y equitativas. 

"Es esencial redireccionar el presupuesto intensivo en carbono hacia actividades que promuevan la biodiversidad y la acción climática. Para esto, proponemos crear clasificadores presupuestarios específicos que permitan dar seguimiento y evaluación a los recursos asignados". 

Orlando Barbosa, GFLAC 


Retos y recomendaciones: perspectiva desde los casos de dos países de la región 

Caso de Colombia 

En Colombia, el sistema de Monitoreo, Reporte y Verificación (MRV) ha permitido rastrear el financiamiento climático desde 2011. A través de este sistema, se evidencia que el sector público aporta un 69,5% de los recursos, mientras que el sector privado solo un 10,27%. La falta de mecanismos atractivos para la inversión privada sigue siendo un obstáculo clave. Para abordar esto, se han implementado bonos verdes y esquemas de pago por servicios ambientales, con el objetivo de mejorar la canalización de recursos hacia la adaptación. 

En cuanto a los retos generales, uno de los principales es la integración de la adaptación con la competitividad empresarial, especialmente en sectores clave como la agricultura y la infraestructura. La necesidad de movilizar recursos financieros sostenibles de largo plazo es crucial para cumplir los compromisos climáticos, lo que exige un mayor acceso al financiamiento concesional y el desarrollo de mecanismos innovadores, como los bonos verdes y los incentivos fiscales. 


Monitorear y reportar el financiamiento es esencial para identificar brechas y necesidades de inversión. Las recomendaciones incluyen acelerar la inversión en territorios vulnerables, estandarizar métricas y metodologías para un seguimiento preciso, y fortalecer las plataformas de datos para asegurar la transparencia.  


“El involucramiento del sector privado y la mejora en la recopilación y reporte de datos son aspectos fundamentales para avanzar en la adaptación al cambio climático". 

Liliana Merchán, Departamento Nacional de Planeación de Colombia 

Caso de Honduras 

Los países con alta vulnerabilidad climática, como Honduras, enfrentan barreras significativas para acceder a financiamiento concesional, especialmente para la adaptación al cambio climático. Sectores clave como los recursos hídricos y agroalimentario requieren mecanismos diferenciados que permitan abordar las necesidades tanto de grandes empresas como de pequeños productores rurales. Estos sectores, al involucrar una amplia gama de actores, demandan instrumentos específicos que aseguren que los fondos se dirijan de manera efectiva hacia las distintas etapas de la adaptación. 


Uno de los principales desafíos radica en la falta de mecanismos financieros que atraigan al sector privado, debido a los altos riesgos asociados con inversiones en países vulnerables a fenómenos climáticos extremos. En este contexto, la adaptación no suele ser vista como un sector rentable, lo que dificulta la movilización de recursos privados. Además, la escasa disponibilidad de datos claros y evidencia sobre los impactos de las inversiones en adaptación complica aún más el acceso a fondos, lo que subraya la necesidad de contar con indicadores claros para evaluar su efectividad. 


El monitoreo y reporte del financiamiento para la adaptación es esencial para asegurar su transparencia y efectividad. Sin la medición adecuada, es imposible mejorar los procesos de inversión y movilización de recursos. En el caso de Honduras, el seguimiento del presupuesto dedicado al cambio climático permite identificar fuentes de financiamiento y aumentar el apalancamiento para acceder a fondos internacionales. Es fundamental establecer políticas nacionales de este tipo de financiamiento que puedan estructurar mejor el uso de los recursos y cumplir con los compromisos en adaptación. 

 

"Sólo lo que se mide y se monitorea se puede mejorar, y es a través de este seguimiento que podemos garantizar que los fondos se utilicen de manera eficiente y logren los objetivos de adaptación".  

Elena Pereira, Secretaría de Recursos Naturales y Medio Ambiente de Honduras 

 

Reflexiones finales 

El financiamiento para la adaptación en la región requiere un enfoque integrado que permita rastrear y caracterizar los flujos financieros, identificar brechas y mejorar la coordinación entre las áreas involucradas. Es crucial integrar la adaptación en los presupuestos nacionales y garantizar la transparencia y la participación activa, especialmente a nivel subnacional y con el apoyo de la sociedad civil. Además, el monitoreo constante y la creación de taxonomías claras son esenciales para asegurar el uso efectivo de los fondos y fortalecer la resiliencia en todos los niveles. 


"Es fundamental articular los esfuerzos interregionales para garantizar que el financiamiento para la adaptación se traduzca en resultados tangibles que fortalezcan la resiliencia de nuestras comunidades y ecosistemas vulnerables". 

Glenda Monge, GFLAC 

 

 

 

 

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